ocurren, el hombre aunque trate de sustraerse del impacto o la
emoción, las consecuencias los llevan a emitir gestos que ponen en
evidencia la impresión causada. Asì sucedió con el pelotero guamense,
del poblado de Chivirico, Luis Miguel Navas Gonzales quien, muy pocas
veces vio reunida tantas personas en su barriada como digno
reconocimiento al esfuerzo y entrega por el deporte. Mas de mil
personas asistieron al recibimiento.
En Chivirico, en el reparto de los edificios, donde radica el
destacado pelotero del equipo Santiago de Cuba, el pueblo se organizó
para resaltar el reconocimiento social a quien, dada sus habilidades
en el manejo del guante y los batazos oportunos, fue un artífice para
el triunfo de su equipo, el campeón de la pelota Cubana.
Me comentó uno de los que asistieron a la Bienvenida: ¡Esto vale más
que haber asistido a una Olimpiada, que tu gente de reciba asì
multitudinariamente!.
En efecto, los ojos de Luis Miguel Nava siempre se mantuvieron
humedecido y, de seguro en su interior se fue formando el compromiso
de seguir siempre dándolo "todo" por su tierra, la que le quiere y le
admira, la que le crìtica cuando hace una mala jugada pero le enaltece
cuando la sabe hacer bien.
Así es la pelota en Cuba. La retribución monetaria por estos empeños
se paga más con el reconocimiento popular que con los ingresos
financieros que hacen del deporte en otras naciones un medio de vida y
no un sentido para beneficio espiritual de la colectividad.
Texto y foto de Benigno Rodríguez Torres.
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