No pocos choferes en Cuba sufrieron las limitaciones propias del
llamado periodo especial cuando, ante las carencias de piezas de
repuestos, tuvieron que "estirar como si fuera un chicklet" la vida
útil del transporte automotor que conducían. Uno de ellos resultó
Marino Núñez Matamoro de la Empresa del Comercio y la Gastronomía en
Chivirico Guamá quien nos narró las anécdotas de las constantes
advertencias y multas aplicadas por los agentes del transito cada vez
que lo detenían en la carretera con "aquel carpeto viejo" -como
identifica él su longevo equipo que se resistía al tiempo.
Marino estuvo tres años reubicado como mecánico hasta que por "fin se
hizo la luz". El país reanimó los convenios internacionales para
adquirir recursos automotores y ya su viejo Zil 131 de nacionalidad
rusa lo único que le queda de lo original es la carrocería. Ahora está
contento porque compraron en su entidad varios motores marca Hino en
convenio con los talleres Cecilio Sánchez de la ciudad de Santiago de
Cuba y, desesperados para que la maquinaria comience a funcionar,
acometieron ellos mismos la adaptación de los recursos adquiridos.
Con este vehículo es que se traslada las Bebidas y Licores a granel
desde las fabricas de esos productos en la ciudad héroe hasta Chivirico.
Lo cierto es que, como Marino los hay muchos que han devenido
verdaderos multioficio ante la evidente necesidad de echar a andar
estos equipos que, calculado el tiempo de rendimiento útil, han sido
pagados desde hace veinte años pero desafían con mantenerse veinte más
jueves, 26 de febrero de 2009
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