En Aserradero del municipio Guamá Abel Martí Romero se hizo celebre en
su comunidad al correrse de boca en boca que en el patio de su casa èl
estaba criando un ternero gracias a que una Chiva en estado de
gestación le proporcionaba la leche de manera natural al huérfano de
la ejemplar vacuna que no soportó el parto.
Abel se "rompía la cabeza" en cómo mantener la subsistencia del
ternerito recién nacido tratando de suministrarle la leche a través de
un biberón si éste no atinaba en consumirla por esa opción alimenticia.
A los diez días de fuerte lucha con el ternerito, una gracia milagrosa
devolvió la tranquilidad a Abel. Nada menos que el animal recién
nacido estaba pegado a la teta de la Chiva y la madre adoptiva muy
tranquila cumpliendo con una importante "obra de Caridad" por una
especie animal que está muy distante genéticamente de ella.
"!La naturaleza es sabia!" -plantea este campesino. Han transcurrido
dos años de esta historia y ya el famoso ternerito que sobrevivió
gracias al atino de pegarse a la teta de la Chiva adquirió una talla
comercial cuyas libras de pesos ascienden a las seiscientas Unidades.
Ahora, vendido a la cooperativa pecuaria de Carne en Cañizo de Caletòn
Blanco el ejemplar se desplaza en su cuartón con una vitalidad y salud
envidiable. Si pudiera agradecer a la Chiva la voluntad que ella tuvo
en soportar los fuertes apretones a su teta en la etapa neonatal, lo
haría a gusto.
El hecho curioso nos dejó una enseñanza. Si en épocas como las que
vivimos, donde la escases de alimentos incentiva en el hombre el
egoísmo en su afán de sobrevivir, porqué entonces no actuar
racionalmente como la hacen animales de manera instintiva y muestran
sentimientos de humanidad como si en verdad razonaran.
Abel guarda la foto de aquel acontecimiento y lo muestra a quienes
llegan a su casa para corroborar que sì, una Chiva crío a un ternero.
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