lunes, 15 de enero de 2018

Raquel Hernandez Bustamante, una genuina guamense que desde la distancia siente por su pueblo.


 
Siempre alrededor de Caracol Guamo, efigie que se yergue en Chivirico Guamá en Santiago de Cuba como símbolo de identidad de los guamenses, les narro pequeñas historias de vida de quienes son verdaderos amigos de estas tierras.
Raquel Hernández Bustamante es una genuina guamense que hoy vive en la ciudad de Orlando Florida en Los Estados Unidos. Raquel vino hasta el Caracol y decidió llevarse su imagen para compartirla a través del mundo. Ella aunque distante geográficamente de sus seres queridos de la primera línea de consanguinidad, jamás ha renunciado a ellos, les da sus vueltas a menudo y se llega hasta su natal Madrugon o Sevilla y comparte las costumbres y tradiciones que la vieron crecer acá. Raquel ama los exquisitos mangos que se cultivan por acá, es de las que mantiene el apetito en degustar sabrosos ejemplares de Toledos a cubo lleno. Manifiesta ella: "No hay compota en el mundo que supere estos sabores, parece que es el clima, el lugar en donde se logran".
Raquel habla de su infancia por la zona de La Alcarraza donde emergen de manera natural las más exóticas plantas de flores, las orquídeas elegantes y resplandecientes sin igual.
Junto al Caracol conocí que Raquel cambia cualquier plato de carne vacuna, bobina o porcina por uno de un pez que se alcanza en los ríos por donde ella se crío.
!"Quiero Guabina"!, es el pedido que le hace a sus hermanos cuando viene a compartir con ellos. Pues hay que ponerle el muy exquisito manjar de Guabina, aquello es como para chuparse los dedos.
De Raquel conozco que es de las que hace amistad de corazón, es de las que viven constantemente pensando y ocupándose de su familia en Cuba. La envuelven extraordinarios valores de solidaridad para con sus familiares. No hay novedad que suceda que pase inadvertida para ella pues, ahí esta ella pendiente a su solución o para solventar en parte en la medida de sus posibilidades.
Raquel es de las guamenses por el mundo que vienen con orgullo a tomarse una foto al lado del caracol GUAMO de Chivirico y merecen no quedar en el anonimato.
Como también es preocupación para ella que siempre será inspiración para muchos llevarse consigo esta imagen como muestra de que se quiere y no se olvida su terruño natal, que renunciar a las raíces es como traicionar a la propia existencia misma. Hoy en la ciudad de Orlando desde hace más de veinte años pero jamás su pensamiento deja de ocupar el espacio que merece su lugar de origen.

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